Por Mauro Iezzi
Su voz
transforma palabras frías y secas,
como proletario,
en dulces y cálidas,
apenas salen de su boca.
Su piel
refleja la emocion que siente,
y se eriza toda,
cuando dice esas palabras;
cuando dice Liberación.
Sus ojos,
que se ven como a punto de estallar en llanto,
barnizados en lágrimas,
cuando grita Revolución.
Y una veta de luz se asoma.
Hace explotar el brillar;
Que se mezcla con el celeste mar de su retina.
Y Ahí,
el cuadro perfecto dan.
Aquí,
Y aquí,
me detengo.
En este cuadro,
En esta escena,
Con las dulces palabras,
Con la piel erizada por ellas
Con sus ojos brillantes culpa de ellas.
Porque aquí,
Compañera,
en sus ojos,
en sus ojos veo mi causa.
Veo paz,
amor,
y revolución.
Aquí
late mi vida
aquí
late mi corazón.
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