I
En el barrio la polvareda se lleva las entrañas
cuando los brazos son serpientes
y los ojos destilan vino.
“Te vi caminar por entre las luces
lanzando un aroma a muerte
te vi aparecer por entre las moscas
recuperando palabras moribundas”
Recuerdo la peste que llevaba
recuerdo los gritos sobre el suelo
como apagaba su ira sobre las paredes
como la furia teñía de morado el aire
como era mas simple si esa noche
Ella con su aire salado en lagrimas
me encerraba en mi habitación
y te encaraba en alaridos
tratando de retirarte la tapa de los sesos
o matarte con una navaja de cartón corrugado.
Él con su aire de macho ardiente
y aquel cinto abrasador,
con ese vino que parecía sangre
y esa lluvia de maldiciones.
Erguía la insulsa rabia
y la partía sobre las canillas
y contra las premeditados muebles
y contra lo poco que quedaba de las cortinas.
La saliva lo traicionaba.
Ese macho ardiente
Ese cobarde que perdonaba de día
y sangraba la mesa de noche.
Ese cobarde de orejas gigantes
de bocas babeantes
y de barba oxidada
Ese cobarde que se ahogaba en vino
y sobre el polvo de las veredas
Ese cobarde que
Hoy tal vez comprendo
y no quiero perdonar.
II
Y no reniego de mis orígenes
es sabido que las calles respiran
y sufren los rasguños de sus caminantes
La calle que te vibra los pensamientos,
el frió de las noches que te disuelve las sonrisas
y cada día te desciende
resumiendo tu existencia a una gota dulce
acabando tus amaneceres en una esquina.
Por que a mi barrio de golpeadores
lo forja la muerte misma
y vos viejo (te entiendo)
eras parte de esa violencia
la habías jugueteado con tu rabia
y cada tanto te devoraba la mano.
III
Mi madre vivía alerta
y me escondía en su bolsillo
cada vez que te cruzaba.
Me llamaba al silencio
si tu pico pestilente emitía sordera
Mi madre amaba a sus hijos
y vos te los comías vivos
Mi madre amaba a su esencia
y vos te la tomaba en la calle
en un tetra de vino.
Mi madre sobrevivía cada día
ante la realidad de las paredes
para tratar de formar en nosotros
una salida de aquel barranco
Mi madre peleaba por su tierra.
por un pueblo más justo
y por una realidad de sonrisas.
Vos te tomabas el vino
y la cagabas a palos por tu delirio.
Por Marcos Di Trana
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