Filosofía peroninja para pequeños saltamontoneros

Por Augusto Mónaco

I

Estando una vez Arbuto
con el magnánimo Josute,
cruzando los pies de ambos
las aguas del Nilo,
le dijo a Josute con severa paciencia:
“Del mismo modo Josute,
dador de vida,
peroncho arcano,
que cada pancho busca su mostaza
y el temprano clavel se viste de rocío
o será el hombre lo que deba ser
o no será peronista”.

II

Así habló Arbuto
y Josute mirolo pensativo.

III

Cuántas arduas tardes pasó Arbuto
esperando de Josute una respuesta.

IV

El tiempo retarda su paso
y aún no llega
el día en que las hojas secas
dibujan remolinos en el parque.

V

La luna ya había marcado
En el oscuro cielo
Cinco círculos de plata cristalina.

VI

Josute y Arbuto se encontraron nuevamente.

VII

Jugando al waterpolo en Villa Evita
abrazalo Josute con la diestra a Arbuto
y con la otra indicando la pileta
le dijo Josute a su dicípulo:

VIII

“El mundo, astuto Arbuto,
como esta piscina en dos se ha dividido:
por un lado están los peronistas,
por otro los recontra peronistas,
y, mirando desde afuera,
los que no saben
que lo son”.

IX

Vueltos ambos
cada cual a su cucha,
como dos karatekas peleando con la almohada
Josute y Arbuto piensan en Evita.

X

Quizás algo en el aire les dice
que están sintiendo lo mismo
o quizás el aire mismo piensa
que después de todo lo pasado
y después de todo lo que nos pisaron
la vida sólo sea
un mal sueño necesario
para que hayan podido existir,
para que aún puedan existir,
personas como Evita.

XI

Un nombre puede ser una bandera.
Evita sonríe.

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