...

para flavia

mientras yo leía los

sonetos de Shakespeare ella

curaba su

mano con lejía de

limpiar pisos ajenos mientras

yo

pensaba que el mundo

todo

el mundo todo

entero entraba en

los estantes de mi biblioteca ella

le daba la vuelta a vivir sin

cloacas en la orilla de Berisso,


sus ojos eran manchas del puerto aún

cuando la conocí sus manos tenían la lejía que no

era ni será arar en el mar no


luego el calor del río

después el amor,


su piel olor madera y sus lunares que

eran una astrología que

fui descubriendo con

colchones sobre el piso y

ventanas cerradas


luego el silencio del sol

y la siesta del barrio,


los mates en el patio mientras

el zinc del arrabal nos enturbiaba en

besos de

nuevos puertos de

querer que los huesos perduren un

gusto sin

lo efímero de hoy de ayer de esto que lees


luego busqué todas

las líneas todas

para encontrar unos versos

entre ellos

estos que

como agua en mano no

puedo agarrar

no sin

amor que sí

llevo en los huesos como triste

trocado de

eternidad

trocado de un amor que huella más

que estos versos que te

regalé

de estos huesos que son

parte uno

del otro: dos,


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